Se considera estupefaciente a lo elaborado por Fucammi.
El viernes pasado, la Cámara Federal de Apelaciones de Misiones ordenó que la causa iniciada contra integrantes de la asociación misionera Fucammi (Familias Usuarias del Cannabis Medicinal Misiones) de Puerto Rico, dedicada a la producción de este aceite, sea encuadrada bajo los parámetros de Ley 27.737 de Estupefacientes, considerando un delito la actividad realizada por este grupo.
Si bien no hay números oficiales, en la provincia hay una gran cantidad de personas que son usuarias de esta medicina natural y que se abastecieron por años de otros que empezaron a producirla en sus hogares, como respuesta a una demanda que no estaba siendo suplida. Es así que lo sucedido con Fucammi reavivó el debate sobre el cannabis medicinal, su producción y su calidad.
En Argentina existe una ley, la 27.350 -sobre investigación médica y científica del uso medicinal de la planta y sus derivados-, que fue promulgada en 2017, pero que recién se reglamentó en noviembre de 2020.
En Misiones, las investigaciones y pasos para llegar a un aceite medicinal que cuente con la aprobación de la Anmat y cumpla con las normas vigentes las lleva a cabo MisioPharma, que funciona en el predio de la Biofábrica (ver Avanza el proyecto…).Los aceites se repartirán gratuitamente a los pacientes que la necesiten.
El Territorio dialogó con varias personas abocadas a la temática para debatir sobre ella: abogados, la organización Misiones Cultiva y un usuario que encontró en el aceite un alivio para su madre.
Pluralidad de voces
Marcos Chigal es abogado e integrante de la organización Reset (Política de Drogas y Derechos Humanos) y en diálogo con este medio señaló que “desde que se sancionó la ley, hasta cuatro años de su vigencia, el Estado no había avanzado en nada en la elaboración pública de medicamentos. A nivel nacional sigue sin avanzar, las provincias sí han avanzado un poco, pero a pasos muy cortos”.
Con la ley se creó el Reprocann, un registro de las personas que hacen autocultivo con fines de tratamiento medicinal, terapéutico o como paliativo para el dolor. El autocultivo (nueve plantas por paciente) permite el autoabastecimiento para elaborar el aceite y también el Reprocann avala que las ONG o asociaciones puedan cultivar para los pacientes que lo requieran; la última modificación autoriza a cultivar para 150 personas.
En ese sentido, señaló que si bien hay una protección legal, es necesario que las fuerzas de seguridad se capaciten e informen sobre la normativa vigente que habilita el autocultivo.
“Muchos no saben y ese desconocimiento es un problema, porque generalmente son madres que cultivan para sus hijos o hijas. En ese sentido, lo que viene haciendo Misiones Cultiva es enorme porque nuclea a un montón de personas que recurren a esta técnica. Es indispensable que el Estado apoye a estas personas y sea receptivo a la hora de que puedan acercarse y brindar su experiencia y trabajar mancomunadamente, porque los sistemas pueden convivir sin ningún problema”, aseguró Chigal.
La organización Misiones Cultiva nació en 2015 en Puerto Rico por la necesidad de varias familias de conseguir el aceite de cannabis y solventar la medicina para sus hijos. Desde su creación y hasta la actualidad ayudaron a más de 500 familias gratuitamente, aunque ahora ya la mayoría está cultivando sus propias plantas para uso personal, gracias a la creación del Reprocann.
“Todo esto lo llevamos adelante entre dos familias, profesionales en medicina, en leyes e investigación que colaboran con nosotros y con la causa”, detalló a este matutino Helga Knoll, que empezó con la actividad por su hija -que sufre de epilepsia- y es referente en la provincia.
En esa misma línea, agregó: “Es sólo investigar, preguntar a los que realmente saben y vienen trabajando hace más de una década con el cannabis a pesar de la prohibición. Indigna que la Justicia no vea que somos nosotros, la familia, las organizaciones, las que tuvimos que ponernos la salud y el bienestar de muchísimas personas en nuestras espaldas y batallar con este sistema que no aceptaba que el cannabis es medicina y no un droga”.
José Ortiz era una de las personas que recurría a Fucammi en busca de una solución para su madre, de 81 años, que sufre de fuertes dolores en las rodillas por la artrosis. En la actualidad no tiene quién le provea de la medicina para aliviarla.
“Durante cinco años le compramos el aceite de cannabis y ella tomaba tres gotitas sublinguales por día. Llegamos a este método porque en Telefe habían difundido una entrevista a una señora que venía usando el aceite y que le representó una mejoría, incluso los médicos hablaron de su caso”, relató.
Y siguió: “Me puse a averiguar, vi en el diario lo que hacía Rosana Vier con Fucammi y conseguí su teléfono. Ella me lo enviaba, el frasco venía siempre en buenas condiciones y con instrucciones de cómo usarlo. Podría haber agarrado internet y comprarlo vía Estados Unidos, porque en cualquier parte del mundo lo venden, sólo que sale mucho más caro”.