En los últimos meses, alrededor de 20 emprendedores posadeños sufrieron estafas de distintos montos de dinero que provenían de varios usuarios. En la búsqueda de resolver su situación, se pudo determinar que las estafas eran hechas por cuatro hermanos que pedían mercaderías, pagaban con transferencias que no existían y enviaban comprobantes truchos. Utilizaban cuentas propias y también de otras personas.
Son tantas las personas que fueron víctimas del grupo familiar, que a raíz de distintos escraches se organizó un grupo con todos los damnificados que incluso decidieron ir a confrontarlos al domicilio de los presuntos estafadores, aunque no obtuvieron ninguna solución.
En ese marco, los comerciantes se encuentran sin respuestas, ya que mencionaron que la Policía «nos dicen que no pueden hacer nada, porque son por montos pequeños. Entonces no pueden ser detenidos».
Melisa, una de las emprendedoras estafadas, indicó a El Territorio que los hermanos realizaron compras por 65 mil pesos, 90 mil o incluso superaba los 100 mil pesos y que a la hora de pagar, enviaban un comprobante trucho.
«Hace dos semanas a una chica le hizo llevar productos de aseo personal por 90.000 pesos y también hacen pedidos de pañales», alegó la entrevistada, agregando que su modo de operar es hacer esperar al vendedor en la plaza para que un conductor de la aplicación de viajes pase a retirar el pedido y se dirija rápidamente al domicilio de los acusados, quienes viven a pocas cuadras del punto de encuentro.
«Cuando fuimos el domingo entre 7 u 8 personas a la casa de los chicos, llamamos a la policía y nos dijeron que ya tenían antecedentes por hechos similares», expresó, agregando que «no pudieron sacarles de la casa, porque se metieron adentro y la mamá los apoya y no dejó que entre la policía».
Respecto a la cantidad de estafados, la joven contó que no tiene un monto exacto, porque son muchos los que cayeron en sus trampas y aparecen cada vez más en los comentarios de publicaciones de las redes sociales.
El modo de estafar con comprobantes truchos no tienen un sólo objetivo, sino que lo utilizan para cualquier compra del día: comida, productos para el aseo personal, pañales, bebidas, entre otros.
Ante la consulta de cómo se contactó por primera vez con los estafadores que fingieron ser clientes legítimos, Melisa contó que le escribió una persona que en su contacto decía llamarse Erika L., quienes con averiguaciones determinaron que se trata de la pareja del hermano más chico, quien fue apuntado como el que controla cómo y a quién estafar. «Uno de ellos controla todos los WhatsApp de estafa y le mandan a chicas o chicos. Son una red de estafa familiar», señaló.
Está situación preocupa a los emprendedores, ya que sienten que no pueden encontrar una solución viable, porque «la Policía me dijo que ellos no pueden hacer nada porque son delitos menores, por poca plata. Entonces ellos pueden estafar las veces que quieran», indicó la joven.
«Ellos nos dicen que no es mucho dinero, pero que te estafen 90.000 pesos, celulares, comida, etcétera, a la persona que emprende le cuesta y hacemos la denuncia pero no se logra nada», lamentó, adhiriendo que si bien la fuerza provincial menciona que es un delito menor, «ya estamos cansados, porque fuimos un montón de personas estafadas».