En el Km 304 (actual 1101) de Fracrán, paraje ubicado dentro de la localidad de San Vicente vive Valeria Piñero, con su hija Gisela, de 6 años que padece parálisis cerebral, microcefalia y epilepsia. Desde hace dos meses el Municipio le suspendió la asistencia social que le brindaba, y a través del militante del Partido Agrario y Social y el Movimiento Evita, Javier Bres, solicitó ayuda. Éste se acercó hasta el lugar junto al diputado Martin Sereno (PAyS), que llevó pañales y la leche especial que debe tomar la niña.
«Estuvimos en la casa de esta madre que se siente desprotegida por el Municipio local que le cortó la asistencia y que le exige, aún conociendo sus condiciones, que todos los meses se traslade 40 kilómetros hasta la Municipalidad para llevar papeles que certifiquen la discapacidad de su hija», cuestionó el legislador.
Agregó que ella necesita con urgencia un andador y tratamiento de kinesiología. «Ya hicimos las gestiones para que el Gobierno actúe con la eficacia que amerita esta situación. En principio, la respuesta del Consejo Provincial de Discapacidad y de Desarrollo Social fue inmediata, no así la del Municipio de San Vicente a pesar de habernos comunicado y que se comprometieron a dar soluciones. Además, al recorrer el lugar, los vecinos nos decían que en Fracrán hay varios casos de personas con discapacidad sin ninguna atención», señaló Sereno.
Necesidad de andador, control y kinesiología
Valeria Piñero, relató que su hija, Gisela Dos Santos tiene parálisis cerebral, microcefalia y epilepsia. Ellas contaban con obra social; pero cuando el padre de la niña dejó de trabajar en la empresa que lo empleaba se quedaron sin obra social.
«A partir de ahí comencé con los trámites para estar cubiertas a través del Incluir Salud, Gisela cobra un subsidio por su discapacidad; pero no le alcanza. Ella se quedó sin pañales y leche y es fundamental mantener su alimentación y su higiene por las condiciones en que vivimos, por eso recurrí a Javier y al diputado Sereno, que solucionaron el problema inmediato», dijo.
Hace cuatro meses inició los trámites en la Dirección de Acción Social de la Municipalidad porque no cuenta más con obra social y su hija requiere insumos y controles médicos.
«Hasta ahora no vinieron a verla, y cada vez que necesito algo, tengo que viajar 40 kilómetros de distancia hasta San Vicente con Gisela, porque vivo sola. Estoy separada de su papá, y no tengo con quien dejarla. Ella no tiene andador ni silla, y hay que llevarla alzada todo el trayecto en el colectivo, y cuando crezca será más difícil todavía», expresó.
Un subsidio que no alcanza
Desde hace dos meses Valeria Piñero no recibe los insumos para Gisela, a la que le corresponden 90 pañales por mes y varios paquetes de leche especial. Además de los medicamentos para la epilepsia que debe tomar durante toda su vida.
«Pido ayuda por la delicada situación de mi hija. Hace cuatro años que ella está completamente a mi cargo y tenemos que arreglarnos con lo que cobro de su pensión por discapacidad, que no alcanza para mucho. Los pañales son carísimos y la leche también, creo que la gente de Acción Social de San Vicente debería ocuparse, moverse más en la asistencia de las personas discapacitadas. Gisela necesita sesiones de kinesiología, que antes de la pandemia tenía dos veces por semana; después se cortó, y es muy importante para su rehabilitación», manifestó con preocupación la joven madre.