El juez federal Alejo Ramos Padilla acaba de procesar a Pablo Pinamonti, el máximo responsable de las bases que la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) desperdigó por toda la provincia de Buenos Aires antes de las elecciones de medio término de 2017 y que se dedicaron al espionaje político –incluso de comedores comunitarios y de organizaciones que se manifestaban por la aparición de Santiago Maldonado. Por considerarlos responsables del cheque en blanco al espionaje político y por nutrirse de la información que allí se recolectaba, Ramos Padilla convocó a indagatoria para la semana próxima a los máximos responsables de la AFI macrista y al resto de los jerarcas del llamado Proyecto AMBA.
El Proyecto AMBA duró poco, pero dejó una marca indeleble en la historia del espionaje en provincia de Buenos Aires. Tal es así que Ramos Padilla llegó a compararlo con las delegaciones de la tenebrosa Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPPBA). Entre 2016 y 2017, Gustavo Arribas puso en manos del abogado Pablo Pinamonti seis bases nuevas bases que se sumaron a delegaciones históricas que ha tenido la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) en la provincia. A las ya tradicionales bases en Bahía Blanca, La Plata y Mar del Plata –actualmente en la mira por el espionaje a los familiares del ARA San Juan – se sumaron las bases de Haedo, Quilmes, Pilar, San Martín, La Matanza y Ezeiza. Esta última estaba a cargo de Ricardo Bogoliuk, ya procesado y detenido como miembro de la banda del falso abogado Marcelo Sebastián D’Alessio.
Según reconstruyó Ramos Padilla, esas bases se crearon con el argumento de investigar el narcotráfico o la trata de personas, pero se usaron para espiar a militantes políticos y sociales – especialmente en un año sensible como fueron las elecciones de medio de término de 2017 en las que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner compitió como candidata a senadora por la provincia. CFK no fue ajena a la vigilancia del Proyecto AMBA. La siguieron, desde la Base Ezeiza, cuando encabezó un acto en la zona de Canning y hasta registraron las patentes de los vehículos que participaron de la manifestación política de la principal política opositora al entonces presidente Mauricio Macri.
Desde esa misma base, realizaban periódicamente un cuadro con posibles alertas – que catalogaban de acuerdo con su potencial gravedad. Entre las alertas figuraban, la entrega de mercadería antes de un acto de CFK o la visita de la dirigente a un barrio popular. Lo que se buscaba, dice Ramos Padilla, es evaluar las acciones políticas que podían tener impacto en la gestión de Macri.
Uno de los hechos que más investigaron durante ese año fue la desaparición de Santiago Maldonado en el sur del país. Pese a la distancia con los hechos, las bases del AMBA enfocaron sus radares en las protestas que se hacían antes de las elecciones para exigir su aparición y cuánto podía influir esto en la percepción de la gestión Macri. Hubo inteligencia sobre marchas, misas e incluso convocatorias sobre redes sociales. “Lo que se pretende con estas acciones de inteligencia es conocer la extensión del reclamo en relación a la afectación de la imagen del gobierno nacional”, escribió el juez federal de Dolores.
Con Pinamonti procesado sin prisión preventiva y con Bogoliuk con una ampliación del procesamiento, Ramos Padilla escalará ahora hacia la cúpula de la AFI macrista. Ya citó para el martes a las 11 a Gustavo Arribas y para el mismo horario del miércoles a Silvia Majdalani. A Arribas lo acusa de haber ordenado a través de la creación del Proyecto AMBA el espionaje político en la provincia, en clara violación con la ley, y a Majdalani de nutrirse de toda la información que las bases recolectaban.
Por debajo de Pinamonti, la AFI incorporó a dos exBonaerense Vicente Melito y Daniel Salcedo – experito de las hijas de Alberto Nisman – para hacerse cargo del Proyecto. Ellos sumaron a otros comisarios y policías provinciales para manejar las bases, lo que dio pie a un rápido enfrentamiento por los negocios que históricamente estuvieron en manos de la Bonaerense. La experiencia del AMBA terminó en diciembre de 2017 – con acusaciones veladas de espionaje por parte de María Eugenia Vidal y su ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, hacia Macri y la cúpula de la AFI. Después del AMBA, Pinamonti volvió al área de Jurídicos de la AFI, uno de los puntos nodales del espionaje y que hasta ahora no tuvo a ninguno de sus altos mandos en la mira de la justicia.
Entre quienes convocó a indagatoria Ramos Padilla están también los exjefes de las bases AMBA Pedro Oscar García, Alicia Nocquet, Andrés Maisano, Gustavo Emilio Carreiras y José Luis Fiorentino. Es probable que la lista se amplíe en las próximas semanas. Para Arribas y Majdalani será una escala previa antes de ser indagados por el juez Juan Pablo Augé en la megacausa de espionaje que tramita en los tribunales de Lomas de Zamora. En esa jurisdicción, ya fueron procesados por el espionaje contra Fernández de Kirchner en el Instituto Patria y en su departamento.