
Un episodio que ha despertado horror y consternación se desarrolla en la ciudad de Río de Janeiro, donde tras una operación dirigida contra la organización criminal Comando Vermelho el número de víctimas fatales asciende a al menos 120 personas, según un nuevo balance divulgado por el medio digital local.
La operación comenzó este martes con la participación de unos 2.500 policías y militares, desplegados en barrios como Penha y Complexo do Alemão. Los enfrentamientos dejaron escenas de guerra urbana: ráfagas de disparos, granadas lanzadas desde drones, humaredas y cuerpos retirados por vecinos en camionetas hasta la plaza São Lucas.
En la mañana siguiente, decenas de vehículos de emergencia y camionetas trasladaban cadáveres envueltos en plásticos o telas hacia la plaza São Lucas, donde familiares y vecinos intentaban identificar a los fallecidos. Testigos relataron que aún quedan cuerpos en lo alto de las colinas y sectores inaccesibles.
Aunque el gobernador carioca, Cláudio Castro, calificó la acción como un golpe al narcotráfico y al poder del Comando Vermelho, organizaciones de derechos humanos exigieron que se investigue a fondo la operación. “No podemos aceptar que la violencia estatal sea la respuesta de un Estado que debe garantizar el derecho a la vida”, señaló la diputada Dani Monteiro.
Este hecho, que representa una de las jornadas más letales en la historia policial de Río de Janeiro, vuelve a poner en el centro del debate la estrategia de seguridad, la militarización de las operaciones en favelas y la exigencia de transparencia en las investigaciones.



