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35 años de los tres goles de Antonio Vidal González en La Bombonera

Un 20 de Noviembre pero hace 35 años un futbolista misionero alcazaba su tarde de gloria. Se trata del nacido en Candelaria, Antonio Vidal González, que el 20 de noviembre de 1988 le metía tres goles a Boca Juniors en su cancha. Para el jugador surgido de la cantera del Club Atlético Bartolomé Mitre, aquella fue una actuación consagratoria que catapultó su carrera.

En esa temporada, Vidal González transitaba su segundo paso por San Martín de Tucumán en un equipo en el que habitualmente salía como suplente. Pero aquel 20 de noviembre saltó a la Bombonera como titular, con la 9 en la espalda.

El Santo tucumano llegaba al estadio Xeneize de punto, estaba en el fondo de la tabla peleando para escapar al descenso y enfrente estaba el Boca de José “El Pato” Pastoriza, que disputaba el campeonato punto a punto con Independiente y tenía entre sus figuras a Claudio Marangoni, Carlos “El Chino” Tapia, Walter Perazzo, Jorge Comas, Juan Simón y Carlos “El Mono” Navarro Montoya.

Boca venía de perder con el Rojo de Avellaneda y ese 20 de noviembre de 1988 jugaba local contra uno de los últimos de la tabla en un partido que se planteaba como una oportunidad perfecta para recuperarse frente a su público.

Pero el destino tenía otros planes, “los Cirujas” se terminaron llevando aquella tarde el triunfo más resonante de su historia y el equipo de Pastoriza sufrió la que hasta entonces era la más abultada derrota de local en un partido oficial.

El protagonista de la tarde fue el misionero Antonio Vidal Rodríguez que generó el penal con el cual los tucumanos abrieron el marcador y en una ráfaga furiosa metió tres goles en 17 minutos.

Durante la primera parte del partido el equipo conducido por Pastoriza fue superior pero no consiguió convertir ningunas de las claras situaciones de gol que generó. Pero a los 24 minutos se produjo una acción que cambiaría el curso del partido, el zaguero central xeneize Juan Simón vio la roja por una descalificadora plancha y el defensor del cuadro tucumano Daniel Musladini lo acompañó a los vestuarios por una excesiva protesta en la misma jugada.

Quedaron 10 contra 10 pero el daño fue mucho mayor para Boca porque Simón era una pieza clave en la defensa del equipo local, que después de la expulsión siguió atacando pero quedó muy expuesto a las contras tucumanas.

A tres minutos de la expulsión del zaguero xeneize se produjo la primera acción determinante de Vidal González cuando entró con pelota dominada al área rival y solo pudo ser detenido con una clara falta del uruguayo Richard Tavares. Jorge López cambió penal por gol y los tucumanos comenzaban a tejer lo que fue una de las mayores sorpresas del fútbol argentino.

La Bombonera respondió como siempre, con un aliento ensordecedor que empujó al equipo local hacia adelante. Pero el ímpetu desordenado terminó favoreciendo el juego de contragolpe que plantearon los tucumanos, que antes de la finalización de la primera etapa consiguió el segundo gol gracias a una aparición sorpresiva del lateral izquierdo Dante Unali que definió con remate rasante ante la salida del Mono Navarro Montoya.

“Boca tiene todo para darlo vuelta porque enfrente tiene a un equipo de menor envergadura”, sentenciaba en el entretiempo Mauro Viale (el papá de Joni Viale) quien por entonces se desempeñaba como relator en ATC.

Evidentemente la profecía no estaba entre las habilidades de Viale, porque lo que siguió en el segundo tiempo fue una pesadilla para el equipo de Pastoriza que salió con todo a buscar el empate pero la desesperación por marcar rápidamente lo llevó a regalarse en defensa.

En la primera contra que tuvo, el Santo tucumano metió el tercero gracias a un remate cruzado de Vidal González a los 2 minutos del complemento. Con tres goles abajo, aumentó la desesperación entre los jugadores de Boca y cada contra tucumana llegaba con peligro.

A los 57 minutos el jugador misionero marcó el 4 a 0 con una magistral definición suave ante la salida del arquero colombiano y 7 minutos más tarde completó el triplete con furibundo remate que se clavó en el ángulo superior izquierdo del arco del Riachuelo.

Hace algunos meses, el delantero misionero recordaba su actuación de aquella tarde en un diálogo con el decano del periodismo deportivo misionero, Carlos García Coni: “me acuerdo de aquellos goles como si fuera hoy. Soy fanático hincha de Boca, pero ese día los disfrute a pleno, fue el trampolín para que me comprara Argentinos Juniors, era mi trabajo, con esas conquistas rehíce mi vida futbolística, me empezaron a conocer y fui proyectándome en el fútbol. Ahora disfruto que Ezequiel esté tan bien en las juveniles de Boca”, declaró Vidal González.

Salto de calidad

Para Antonio Vidal González aquella no solo fue una actuación consagratoria, también le abrió las puertas de clubes más importantes en los que supo destacarse.

El nacido en Candelaria había debutado en Mitre en 1982 y sus destacadas actuaciones con la casaca del equipo del barrio Rocamora de Posadas lo llevaron a vestir por primera vez la camiseta de San Martín de Tucumán en 1984.

Sin muchas oportunidades en el club tucumano, Vidal González volvió a Misiones en 1985, pero esta vez a Guaraní Antonio Franco, donde la rompió toda y hasta el día de hoy es un jugador recordado con afecto por la afición franjeada.

En esa etapa tuvo su primera actuación destacada frente a Boca, lo hizo en un amistoso jugado en Villa Sarita en 1985 en el que metió nada menos que cuatro goles en una goleada por 6 a 0 que todavía recuerdan en las tribunas del Clemente Argentino Fernández de Oliveira.

Tanto se destacó en el equipo de Villa Sarita que en 1986 pasó a jugar en Estudiantes de La Plata, pero se repitió lo mismo que le ocurrió en su primer paso por el Santo tucumano y en 1987 volvió a Guaraní, club con el que volvió a tener actuaciones memorables en torneos nacionales.

Eso lo llevó de nuevo a San Martín de Tucumán en la temporada 1988/1989. En el principio de aquella temporada el misionero no conseguía ganarse la titularidad, pero todo cambió aquel 20 de noviembre.

Los tres goles a Boca le sirvieron no solamente para asentarse en la titularidad del equipo tucumano, sino también para llamar la atención de Argentinos Juniors que se hizo de sus servicios en 1989. A fuerza de goles se ganó un lugar en uno de los dos grandes de Uruguay, el Club Nacional de Football, que lo contrató en 1992.

Después pasó por Emelec de Ecuador, Colón de Santa Fe, Bolí var de Bolivia, Defensor Sporting de Uruguay, Jorge Wilsterman, The Strongest, Oriente Petrolero y Unión Central (los últimos cuatro de Bolivia) para cerrar su carrera en la tierra que lo vio nacer, en el Club Atlético Candelaria.

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