“Estos chicos son muy atrevidos para decir cosas así. Hicieron una película de Netflix. La acusación es muy endeble”, apuntó el fiscal de 67 años, quien desde 1993 ocupa el mayor cargo jerárquico del Ministerio Público Fiscal (MPF) de la Nación en Misiones y que desde abril del año pasado es objeto de una investigación que lo tiene bajo la lupa por diversos delitos, entre ellos exacciones ilegales, peculado y fraude.
Al comienzo de la charla, González Glaría se refirió a la acusación que pesa en su contra por supuestamente “puentear” a un fiscal de instrucción e intervenir -para favorecer con el sobreseimiento- en una causa por trata laboral que involucraba a Ramón Puerta, ex gobernador de la provincia.
El fiscal investigado señaló que la causa contra Puerta se inició a partir de una denuncia radicada entre 2012 y 2013 por un “sindicato de rurales” en virtud de que en los campos del empresario yerbatero se cometía explotación laboral. Sin embargo, según González Glaría, el delito no pudo ser acreditado y también negó que él haya intervenido en la causa de manera irregular o puenteando colegas de primera instancia.
“Se hizo una investigación, hicimos una verificación in situ y se observó que no había trata laboral, nadie estaba encerrado, todos iban y venían. No se detectó que hubiera trata, había un montón de infracciones laborales, pero no trata”, explicó el funcionario y señaló que él intervino en toda la instrucción, agregando que “la jueza Skanata (María Verónica) me manda a mí la causa y yo simplemente hago mi opinión y digo que no hay elementos para procesarlo, para mandarlo a juicio (a Puerta)”.
El jefe de todos los fiscales federales de la provincia especula que el motivo de esa denuncia radicada en su contra por este caso tiene su origen en “una interna que no es de acá” y apuntó a funcionarios -de aquel entonces- de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex) que aspiraban llegar a organismos internacionales prometidos por Puerta y, como respuesta al incumplimiento de esas promesas, impulsaban las acusaciones por trata.
“Cuando él se entera que yo avalo el sobreseimiento, este amigo colega se sintió muy ofendido y entonces me hace la denuncia a mí, de que yo hice un persaltum. Pero yo intervine en toda la instrucción de la causa”, señaló.
Sobres con sueldo
Entre las denuncias más recientes, González Glaría también fue acusado de solicitarle dos tercios del sueldo durante cuatro años -de 2008 a 2012- a Silvana Bogado, prosecretaria letrada de la Fiscalía General.
La mujer declaró ante el fiscal Pablo Turano, de la Procuración General de la Nación, quien lleva adelante la investigación, y ratificó sus acusaciones, aportando además extractos bancarios correspondientes a los pagos que presuntamente debía cumplir con el González Glaría.
En este punto, el fiscal denunciado fue tajante: “Es absurdo totalmente. Nunca me quedé con ningún peso. Los extractos no se condicen con nada de lo que ella dice”.
Para González Glaría lo de Bogado es parte de la “movida” orquestada en su contra, en la que incluyó a Marcelo Quiroz, su ex mano derecha y actual secretario de la Fiscalía General Civil de la Cámara Federal de Apelaciones de Posadas, quien radicó la primera denuncia acusándolo de quedarse con el sueldo de una empleada y de utilizar el vehículo oficial de la fiscalía de manera particular.
“Es toda una movida. El otro que se presenta y me denuncia es Quiroz. Él es un chico que trabajó conmigo desde los 18 años. Le enseñé a caminar, a escribir, le enseñé todos los recovecos de la abogacía. Cuando a mi me nombran fiscal en 1993 le traigo conmigo porque era de mi absoluta confianza”, recordó.
Respecto a las acusaciones por el uso del vehículo de la fiscalía, el funcionario investigado aseguró que “la camioneta que tenía depositario judicial estaba a mí cargo, entregada por el juez Casals (José Luis) y tiene el seguro a mi nombre. Yo no cometía ningún delito con eso. Puedo ir a Paraguay, Brasil o Buenos Aires si lo tengo a mi nombre. No tengo impedimento. Soy fiscal las 24 horas del día”.
La trama por un cargo
González Glaría se defendió. Tiró su experiencia y su curriculum sobre la mesa. “A mí me nombran en 1993 y la primera denuncia de que no soy intachable fue en el año 2018 o 2019. Con la cantidad de años y expedientes que pasaron, nunca jamás nadie me acusó ni de que lo miré feo y, de golpe y porrazo, aparecen todas estas denuncias”, sostuvo.
Para el funcionario, la razón de toda esa movida que atribuye en su contra, se debe a una disputa por los cargos que él actualmente ocupa y el poder que esa silla tendrá una vez que se concrete el cambio del código de procedimiento federal.
Ya sin tapujos, González Glaría apuntó. “Es la jefa de Silvana Bogado la que quiere mi cargo. Está en proceso la puesta en marcha del código de procedimiento federal. ¿En manos de quién queda la instrucción y decidir las causas con eso? Del fiscal general, o sea yo. La persona que viene a reemplazarme va a decidir quién va a juicio y quién no. Yo primero no entendía por qué me denunciaban, pero el poder político es así, te usa y quiere usarte”, disparó.
Y continuó: “Acá juegan con dos cargos. Yo tengo dos fiscalías a cargo, la Penal y la Civil, si a mí me obligan a irme, entonces hay un corrimiento porque el Ministerio Público Fiscal tiene muy pocas vacantes y solo hay ascensos cuando hay una jubilación. Mi salida provocaría un montón de corrimientos y creo que por ahí pasa toda la historia”.
Salud
El máximo fiscal federal de la provincia ya fue citado a dos declaraciones indagatorias, pero ambas fueron postergadas por certificados médicos con diagnósticos de “trastorno depresivo”.
Turano, el fiscal que investiga, apostó entonces a realizar una junta médica para constatar efectivamente el cuadro de salud del imputado y la medida tiene fecha para el 9 de marzo. Pero ahora la defensa de González Glaría, encabezada por el letrado particular Hugo Zapana, argumentó que la depresión se debe un tratamiento oncológico que su cliente afronta, para cual tiene recetado “reposo absoluto domiciliario”.
“Estoy con quimioterapia. No estoy en condiciones de afrontar ningún estrés. Esto, aunque sea silencioso, te va carcomiendo la cabeza. Yo estoy hablando de esto ahora y volviendo sobre cosas del pasado. A la mañana salgo a caminar para despejarme. Son situaciones que yo nunca las he vivido, ni visto. Siempre fui un luchador”, señaló.
González Glaría también fue consultado sobre el yate y sus visitas a la Isla del Medio, tal como quedó reflejado en una serie de videos que llegaron a la redacción a La Voz de Misiones.
“No tengo ningún yate, están mis declaraciones juradas. Pero suelo andar con el yate de un amigo”, respondió sobre la embarcación, y sobre su presencia en la Isla del Medio, a mediados de enero, contestó que “sí, posiblemente, a veces salgo, tengo que limpiarme la cabeza”.