La alarma suena y ya sabe qué hacer: socorrer, rescatar personas en accidentes de tránsito, dar atención prehospitalaria, apagar incendios, manejar materiales peligrosos, todo luego de un tiempo de estudio. Ahora vienen las guardias, tiempo en que se dedicará a ayudar a la comunidad, y el resto donde deberá continuar con sus ocupaciones personales y laborales.
“Elegí ser bombero porque quería ayudar o servir al pueblo, y se dio la oportunidad de ser parte de los Bomberos Voluntarios de Candelaria, por ello es que me preparé para ser también parte de una hermosa familia, como me gusta llamar a mí cuartel”, expresó Humberto Sebastián Miño (25).
Ser bombero requiere manejar tiempo y esfuerzo físico, además es necesario estudiar y rendir para crecer en la profesionalización y dar lo mejor por la comunidad, avanzando en su protección y seguridad. “Ascendió de aspirante a bombero después de pasar la nivelación y el examen teórico que estuvo a cargo de la Federación Misionera de Bomberos Voluntarios”, señaló la jefa del Cuartel Ramona Blanco.
Sobre las situaciones que le ha tocado vivir, junto a sus camaradas, Miño responde que esa tarea la eligió y que “no hay satisfacción más grande que el poder ayudar a alguien a cambio de una simple palabra, “gracias», esa palabra que escuchamos con mis compañeros, es más que suficiente”.