La comunidad de la Escuela 67, del Paraje Tambor de Tacuarí en San Vicente, reclaman solución a la problemática de agua que tienen hace casi diez años. El pozo perforado no tiene agua, y el “pocito” de donde sacan agua para tomar tiene problemas de salubridad y se seca cuando no llueve. Por ello, los chicos deben llevar su propia botellita de agua para el consumo, mientras que, para los baños y la limpieza general, la Municipalidad lleva un camión cisterna para llenar los depósitos del agua.
Sin embargo, como esta semana tocaron días lluviosos, “estuvimos sin agua porque el camión de la Municipalidad no pudo entrar. Sólo pudimos juntar agua para los baños y la limpieza”, contó a PRIMERA EDICIÓN la directora de la Escuela 67, Gladis Gritzmayer. Para preparar el desayuno y la merienda de los chicos “sacamos agua de un pocito que no sabemos si es apta para el consumo”.
A pesar de que cada año Gritzmayer hace los trámites ante el Consejo General de Educación (CGE) y el Ministerio de Educación, hasta ahora no tuvieron solución. Desde la Municipalidad se comprometieron a hacer las gestiones ante el IMES.
No tienen portero
La Escuela 67 está ubicada a más de treinta kilómetros de la ciudad de San Vicente; catorce por asfalto y luego por camino terrado. En total, asisten sesenta alumnos en doble turno y sólo dos docentes trabajan en el lugar.
Como no tienen portero, son los propios padres de los chicos que hacen la limpieza diaria del lugar. Sin embargo, debido a la falta de agua, no pueden limpiar correctamente. “Tenemos problemas con el agua desde el año 2012”, dijo Gritzmayer.
“En el año 2012 asumí como directora y comencé a mandar notas al CGE hasta que vinieron y cambiaron la bomba del pozo perforado, pero no era ese el problema. El problema es que el pozo no tenía agua. Vino un ingeniero de parte del Ministerio de Educación y dijo que erraron la veta de agua y por eso no hay agua. Eso fue en el 2017 ya”, contó.
Cada año reiteraron los pedidos y la respuesta siempre fue la misma: “Nos dicen que no hay presupuesto”, expuso. Por ello, “nos arreglamos con un pocito de agua que compartimos con un vecino, pero en épocas de sequía nuestra fuente de agua se seca”.
Para poder seguir dando clases, los papás de los alumnos solían traer agua con carros o camionetas hasta que este año “conseguimos que la Municipalidad traiga agua en un camión cisterna para la limpieza y el baño”.
Para conseguir una solución, recurrieron a otras instituciones. “Hace dos años la ACTIM nos hizo un reservorio que nos permitió tener suficiente agua para los baños y la limpieza pero ahora la bomba dejó de funcionar y volvimos con los problemas”, se lamentó. Actualmente, siguen compartiendo el agua del “pocito” con el vecino de la escuela, pero cuando no llueve durante algunas semanas, “nos quedamos sin”.
“Está claro que esa agua tampoco es saludable. A veces encontramos ranas, hormigas o sapos en el agua del pozo”, aclaró pero aseguró que es la única alternativa. Gritzmayer fue clara: “Lo que necesitamos es un pozo perforado que garantice la calidad de agua para el consumo de los chicos y los docentes”.
Tienen otras problemáticas
Otra de las problemáticas por las que reclama la Escuela 67 es la falta de Internet. La señal telefónica no llega y sólo pueden comunicarse por wifi. “Hoy nos piden todo por Internet, pero el CGE no nos da ese servicio, aunque nos exige que hagamos todo de manera virtual. Pusimos con fondos que recibimos de la Nación y los pagos lo hacemos entre nosotros”, dijo la directora.
Por último, Gritzmayer destacó que tampoco tienen Nivel Inicial, por lo que los padres del Paraje Tambor de Tacuarí tienen que llevar a sus hijos más pequeños unos quince kilómetros lejos de su casa para que accedan a la educación.
“Hago el pedido cada año para tener Nivel Inicial, pero siempre me dicen que no hay presupuesto. Los padres tienen que llevarle a sus hijos de cinco años quince kilómetros y algunos lo hacen caminando”, reclamó.