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En venganza, dispararon más de 20 veces contra cuatro amigos: uno murió

Una pelea previa por cuestiones del momento en una presunta fiesta clandestina habría sido el detonante de un crimen perpetrado ayer en el populoso barrio A3-2.

Fue a las 6.30 de este domingo y como si se tratara de una escena propia de las películas de pandilleros, la víctima fatal, identificada como Cristian Andrés Sotelo, de 41 años, recibió un disparo en el pecho que provino de un vehículo en movimiento.

Estaba en un domicilio junto a tres amigos, dos de los cuales también resultaron baleados. Los heridos recibieron disparos en la zona torácica y su estado de salud era de gravedad.

Los autores de los disparos se dieron a la fuga y hasta el momento la policía detuvo a cuatro individuos en averiguación del hecho. Buscan a dos implicados más, sindicados como los presuntos tiradores contra el grupo de amigos. Los conocen como el “garrafero” y “Petaca”. Hasta el cierre de esta edición estaban en calidad de prófugos y plenamente identificados.

La previa

Según pudo reconstruir la policía en base a declaraciones que aún deben judicializarse, antes del hecho la víctima fatal y algunos de sus conocidos y amigos ingresaron a una vivienda del barrio A3-2 donde se desarrollaba una fiesta clandestina y que aparentemente era organizada por el grupo que lidera el “garrafero” (prófugo).

En determinado momento hubo un altercado entre Sotelo y un familiar de quien sería el dueño de casa. La cuestión se habría ido de las palabras a los golpes de puño, pero no pasó de eso. Acto seguido, los recién llegados se fueron del lugar. Fue entonces que el señalado anfitrión del evento ilegal habría jurado venganza. Es que de acuerdo a los datos que manejan los investigadores policiales, entre las familias de los involucrados no serían nuevos los conflictos, rencores y rencillas. Vendrían de hace un tiempo.

Pasaron las horas y al parecer Sotelo y sus amigos se reunieron en un domicilio del barrio A3-2 (a la vuelta de la fiesta clandestina). A eso de las 6.30 se cree que las víctimas estaban por irse a sus casas y se despedían en la vereda cuando en la calle asomaron al menos tres vehículos.

“Lluvia de plomo”

Sin mediar palabras y desde adentro de los vehículos en marcha abrieron fuego contra el grupo de amigos. Una bala perforó el pecho de Sotelo, a quien conocían como “Casimiro” en el barrio. Otros proyectiles impactaron en dos jóvenes que lo acompañaban, de 18 y 22 años. Un tercero de 21 años sufrió lesiones en su espalda.

Hasta el momento no está acreditado fehacientemente que hubo un intercambio de disparos. Es decir que los lesionados y el hombre que murió al parecer estaban desarmados. En base a los dichos de algunos testigos se pudo obtener una descripción de los rodados involucrados.

Los heridos fueron trasladados en forma particular al hospital Ramón Madariaga, donde Sotelo llegó sin vida.

En cuanto a los heridos se supo que el joven de 18 años presenta un tiro en el pecho y debía ser intervenido en quirófano para cirugía de corazón abierto. El otro herido de 22 años, sufrió una herida de arma de fuego en el tórax.

A su vez, en la escena los efectivos de la División Criminalística incautaron más de 20 vainas servidas.

Incidentes

Anoche, un grupo de personas quemaba cubiertas frente a la comisaría jurisdiccional y reclamaba la entrega del cuerpo de la víctima fatal para ser despedido en una ceremonia religiosa. Sin embargo los voceros aclararon que por orden del juez de la causa, Ricardo Balor, aún debía realizarse una autopsia para determinar fehacientemente los motivos del deceso.

Anoche también fue demorado un individuo que habría sido quien tuvo un altercado con Sotelo en la fiesta clandestina.

Una ejecución con alto poder de fuego y con tintes “pandilleros”

Así apareció horas después el auto de las víctimas

Personal de la Dirección Homicidios realizó un rápido y certero trabajo investigativo y, en base a testimonios y evidencias en la escena, lograron capturar a cuatro de los presuntos acompañantes de los tiradores que mataron a Cristian Sotelo.

Uno de ellos es un hombre conocido como “Belco”, de 25 años, quien fue detenido en su domicilio del barrio Ñu Porá, en la localidad de Garupá. Este hombre se sumó a los otros tres sospechosos, de 25, 26 y 27 años. Aún resta capturar al “garrafero” y a “Petaca”, señalados como los tiradores.

Las fuentes indicaron que los más de 20 disparos fueron realizados con armas de alto poder de fuego. Algunos tiros alcanzaron a las víctimas y otros dieron en un automóvil Ford Ka de color azul. Este vehículo, que sería propiedad de un familiar de Sotelo, presentaba seis impactos de proyectiles.

En ese mismo rodado habrían intentado trasladar a la víctima al hospital, pero fue abandonado cerca del Zaimán.

En un allanamiento y requisa en un domicilio donde se cree estuvo residiendo el principal sospechoso, ubicado en el barrio A-4 La Nueva Esperanza, se secuestraron dos camionetas que estaban estacionadas al frente de la citada propiedad, una Toyota Hilux SW4 de color bordó y una Toyota Hilux color gris doble cabina, sindicadas como los vehículos utilizados por los autores de los disparos.

Dentro de la casa los investigadores hallaron dos cargadores de arma de fuego metálicos color negro, siete cartuchos de calibre 38 y ocho cartuchos calibre 22 largo.

Dentro de la Toyota SW4 se Secuestró un cartucho color plateado calibre 38. Hay un arma de fuego incautada, una pistola calibre 22, que será sometida a pericias. Los resultados de las pruebas de parafina a los sospechosos no trascendieron.

Si bien ahora el caso está en plena fase investigativa, no se descarta que para la Justicia se trató de una ejecución premeditada, planificada y desarrollada con pasmosa frialdad. El resultado de una presunta venganza que terminó con una vida y puso en riesgo otras tres.

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