
La propuesta reunió a familias completas, chicos, jóvenes y adultos que se dieron cita para compartir una noche distinta, donde no faltaron los aplausos, las sonrisas y ese silencio respetuoso que acompaña los momentos que tocan el corazón.
El Pesebre Viviente fue representado con mucha dedicación, reflejando el verdadero espíritu de la Navidad: el encuentro, la fe, la comunidad y la esperanza. Cada escena fue seguida con atención por los presentes, que valoraron el esfuerzo y el compromiso de quienes formaron parte de la puesta en escena.
Más allá de lo artístico y religioso, la noche dejó postales lindas para la sección de sociales: familias reunidas, vecinos charlando, chicos atentos y ese ambiente simple y sincero que se vive cuando el barrio se encuentra.
Una propuesta que volvió a demostrar que, cuando hay comunidad y ganas de compartir, las tradiciones siguen más vivas que nunca. 🎄✨
























