El Gobierno de Ecuador mantenía hoy la dura ofensiva militar sobre las más de 20 bandas criminales y narcotraficantes presentes en el país y parecía recuperar cierta calma en las calles, pero no conseguía pacificar las cárceles, al punto que el número de retenidos por los presos en varios penales subió a 178, en medio de nuevos desafíos del Ejecutivo, que advirtió que las Fuerzas Armadas están “preparadas para la guerra”.
Desde el recrudecimiento de la ola de violencia, el lunes, la «guerra interna» dejó ya 14 muertos y centenares de detenidos.
Más de 22.400 militares desplegados, patrullajes por tierra, aire y mar, requisas en las calles, operaciones en cárceles, toques de queda: el Gobierno del nuevo presidente, Daniel Noboa, no cede ante los ataques del narco en un enfrentamiento que tiene a la población sumida en el terror.
«Quisieron infundir temor, pero despertaron nuestra ira. Creyeron que someterían a todo un país y se olvidaron que las fuerzas armadas están entrenadas para la guerra», advirtió el ministro de Defensa Gian Carlo Loffredo, en un mensaje en redes sociales.
Aunque la actividad se reanudó levemente en las principales ciudades, muchos comercios se mantenían cerrados, el transporte público circulaba con menor frecuencia de la habitual, universidades y escuelas daban clases de manera virtual y primaba el teletrabajo, describió la agencia de noticas AFP.
«Ceder ante el mal, ¡jamás!, luchar incansablemente ¡siempre!», dijo en alocución Noboa, de 36 años y en el poder desde noviembre.
«Quisieron infundir temor, pero despertaron nuestra ira. Creyeron que someterían a todo un país y se olvidaron que las fuerzas armadas están entrenadas para la guerra»Gian Carlo Loffredo
Su decisión recibió un apoyo rotundo y unánime del Parlamento unicameral, que además de acompañar la lucha frontal contra el narco hizo un llamamiento a la unidad nacional para fortalecer al Estado en esta crisis.
También se conocieron este jueves detalles y fundamentos del decreto ejecutivo por el cual Noboa declaró a las bandas narco como «terroristas» y en consecuencia blanco de la inédita ofensiva militar y policial.
El instrumento legal reveló que las bandas dedicadas al narcotráfico en Ecuador generaron ganancias por más de 120 millones de dólares al año.
La actual crisis empezó el domingo, cuando uno de los capos más temidos desapareció de su prisión en Guayaquil (suroeste).
A la fuga de Adolfo Macías, alias «Fito», jefe de la principal banda criminal del país conocida como «Los Choneros», le siguió una arremetida violenta: motines en las cárceles, 178 guardiacárceles retenidos por presos, siete policías secuestrados de los cuales seis ya fueron liberados, ataques con explosivos y vehículos incendiados.
La Policía no ha actualizado cifras y el organismo que administra las prisiones no da información sobre retenidos.
La noche del miércoles el balance de muertos aumentó a 14 tras un incendio provocado en una discoteca en la Amazonía que dejó dos fallecidos, nueve heridos y 11 locales afectados, en un ataque que la Policía calificó de «terrorista».
A diario circulan videos en redes sociales sobre crueles asesinatos de miembros de la fuerza pública, supuestos saqueos y ataques.
La desinformación y el pánico de la población ha provocado confusión.
En entrevista con Radio Sucesos, Pabel Muñoz, alcalde de Quito, señaló que en la capital «hubo 53 alertas de emergencia de las cuales 18 han sido ciertas».
La ciudad portuaria de Guayaquil, la más peligrosa del país, retomó paulatinamente su actividad.
La principal avenida de la ciudad se veía este jueves sin sus habituales embotellamientos, aunque el confinamiento casi total del día anterior cedió. Algunos comercios prevén abrir media jornada y algunos ciudadanos transitaban las calles camino a sus trabajos, al igual que en Quito.
Ubicado entre Colombia y Perú, los mayores productores de cocaína, Ecuador se ha transformado en un nuevo bastión del tráfico de droga con bandas enfrentadas por el control del territorio y unidas en su guerra contra el Estado.
El canal de Guayaquil reanudó la transmisión de su noticiero central, expresando el agradecimiento a las fuerzas de seguridad que liberaron a periodistas y trabajadores.
Con la voz quebrada y al borde del llanto, la presentadora Saskia Bermeo agradeció «a las fuerzas militares y policiales por su profesionalismo y trabajo impecable».
«El noticiero está de vuelta aquí en el mismo espacio donde quisieron silenciarnos», expresó Bermeo, de pie en el set y luciendo un traje oscuro.
La ciudad portuaria de Guayaquil, la más peligrosa del país, retomó paulatinamente algunas de sus actividades.
La principal avenida de la ciudad se veía esta mañana sin sus habituales embotellamientos, aunque el confinamiento casi total del día anterior cedió. Algunos comercios abrieron media jornada y algunos ciudadanos transitaban las calles camino a sus trabajos, al igual que en Quito.
La desinformación y el pánico de la población provocó confusión. En entrevista con Radio Sucesos, el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, señaló que en la capital «hubo 53 alertas de emergencia, de las cuales 18 han sido ciertas».
Como la disputa con las bandas no se limita a las calles y se extiende -y con alevosía- a las cárceles, el Gobierno ya había anunciado la construcción de nuevos penales, de los que mostró hoy el diseño, que responde al modelo “bukelista”.
Noboa expresó en algunas entrevistas su gusto por la política de seguridad que aplica en El Salvador su par Nayib Bukele para combatir a las pandillas.
Ahora, en las redes, la administración central exhibió imágenes del esquema de prisión que piensa para las localidades amazónica de Pastaza y costera de Santa Elena, cada una para 736 reos.
«Esto es un paso más para controlar al terrorismo y el crimen organizado, que necesita ser reforzado con leyes más duras, jueces honestos y la posibilidad de extraditar a los más peligrosos», afirmó Noboa en un mensaje incluido en la publicación.
Y explicó que se trata del inicio de “un urgente saneamiento” del sistema penitenciario que estuvo durante décadas “controlado por las mafias”.