River lo ganaba hasta el tercer minuto de descuento, cuando defendía la magra ventaja conseguida en el primer tiempo metido en su propia área, pero este Vélez de buenas sensaciones cada vez que lo enfrenta como en los recientes octavos de final de la Copa Libertadores se lo empató 2-2 y permitió que la noche de Liniers volviera a ser dulce para los locales y amarga para los de Núñez.
Porque el partido tenía su antecedente inmediato feliz para Vélez y triste para River por la fresca reminiscencia copera en la que los de Liniers acaban de eliminar a los de Núñez en octavos de final de la Libertadores.
Aunque este es otro certamen, otra historia, y por eso no había actitud de revancha posible, ni tampoco de reivindicación de logros, el partido se jugó como si todo eso estuviera vivo en el José Amalfitani, donde el numeroso público local al menos pudo disfrutar de un muy buen partido, emotivo de punta a punta, más allá del resultado y de algunos cánticos recordándoles la eliminación a los de Marcelo Gallardo.
Un Gallardo que por el reciente fallecimiento del abuelo de Héctor David Martínez decidió reflotar una zaga central que tantas satisfacciones le dio a él en particular y a River en general: Jonatan Maidana y Javier Pinola.
La vuelta de este último, con 39 años, forzada por el hecho mencionado, le deparó sin embargo buenos resultados al «millonario», porque Pinola tuvo una eficiente labor en el centro de la zaga, sobre todo cuando merodeó por allí su excompañero Lucas Pratto.
Después, cuando el «Oso» se tiró a los costados, especialmente al izquierdo, se convirtió en un problema insoluble para Milton Casco, igual al que padeció por el mismo lado Francisco Ortega con un Santiago Simón que también volvió a ser «el de antes».
Apenas pasaron cinco minutos para que «aquel» Simón desbordara por derecha y lanzara un centro bajo y preciso al centro del área chica para que Lucas Beltrán, entrando sin marca, convirtiera su primer tanto desde que regresó de Colón.
Vélez siguió apelando a su juego más directo que el de River y dispuso de un par de situaciones para empatar, generadas por Prato y en algún caso malograda también por Walter Bou.
Hasta que sobre los 20 minutos el ex Boca recibió una falta penal de Franco Armani y se hizo cargo de la misma logrando la paridad y su quinto tanto personal contra River.
Los dos ya habían sentido el olor a la sangre y fueron por todo, en realidad como habían empezado, y apenas 10 minutos más tarde hubo otra buena combinación ofensiva del visitante que terminó con otro asistencia, esta vez como centrodelantero y de cabeza, de Simón para Nicolás De la Cruz, que el uruguayo resolvió con una volea de derecha contra el palo izquierdo de Lucas Hoyos.
El cuarto de hora final de esa primera etapa no sufrió variantes en el desarrollo, con ambos equipos buscando siempre, el local para empatar y el visitante para plasmar en la red esos ratos de superioridad que ejercía cuando tenía el balón en su poder.
Y en el mismo tono transcurrió también toda la segunda etapa, hasta consumirse los 45 minutos, aunque ya con algunos momentos «picantes», seguramente producto de algunos resabios de esas dos batallas coperas.
Pero las posturas de ambos equipos fueron cambiando con el transcurrir de los minutos y se invirtieron las fisonomías iniciales, ya que Vélez fue el que se terminó adueñando de la pelota y River el que ante la falta de ella optó por el juego más directo, apelando a alguna contra para liquidar el pleito.
Pero en esas decisiones la que prevaleció fue la de Vélez, que terminó metiendo literalmente a River contra su arco, hasta terminar defendiéndose, extrañamente porque no es natural verlo al «millonario» allí, dentro de su propia área.
Y de tanto mover la pelota el conjunto dirigido por el uruguayo Alexander Medina llegó a la merecida paridad cuando ya se habían superado los 90 minutos a través de alguien como Abiel Osorio, que no había podido anotar en la serie de octavos de final de la Libertadores y esta vez él si se tomó revancha empujando al gol dentro del área chica tras una buena gestión personal por derecha de Nicolás Garayalde que se definió por izquierda.
Y la celebración entonces fue toda de Vélez, por lo postrero de la igualdad y porque al cabo de tres enfrentamientos, River nunca le pudo ganar, ya que el «Fortín» se impuso una vez (1-0 en Liniers) y empató sin goles en la siguiente en el Monumental.
De cualquier manera los dos ni siquiera llegaron a los dos dígitos en la suma de puntos en el campeonato al cabo de ocho fechas, aunque River está en puestos de Sudamericana en la Tabla Anual. Vélez también está lejos de eso, pero su presente en los cuartos de final de la Libertadores cura cualquier herida doméstica.