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Le arrojó a su concubina una olla con sopa hirviendo en la cara y escapó

Las cicatrices en rostro y diversas partes del cuerpo de Miriam Pereyra (38) grafican la brutalidad de la que fue víctima por parte de su concubino, quien le arrojó una olla con sopa hirviendo y luego la sometió a golpes y patadas.

De no ser por la intervención de los hijos de la pareja el desenlace podría haber sido peor.

El hecho se registró en la madrugada de último viernes en una vivienda de Villa Stemberg, en Oberá.

El agresor fue identificado como Osvaldo Del Pilar M. C. (33), ciudadano paraguayo, quien al cierre de esta edición se hallaba prófugo.

En tanto, a consecuencia de las gravísimas lesiones que sufrió la mujer permanece internada en el Hospital Samic de Oberá. Si bien no presenta riesgo de muerte, los médicos que la atienden anticiparon que padecerá secuelas de por vida.

En diálogo con El Territorio, Marina Pereyra, hermana de la víctima, precisó que “tiene el 80 por ciento del rostro quemado, aparte de quemaduras en los pechos, tórax y piernas. Pero no sólo eso, porque después de tirarle la olla con sopa le pegó piñas y patadas. De no ser por mi sobrina, que socorrió a la madre, la mataba”.

La denuncia fue radicada ante la comisaría de la Mujer de Oberá, interviene el Juzgado de Instrucción Uno y la causa fue caratulada como lesiones graves y violencia de género.

Con relación al hecho, en su denuncia la víctima detalló que su marido llegó alcoholizado y le exigió que le cocine una sopa, ya que no quiso comer el guiso que preparó para la cena.

“A las 4 de la mañana le mandó a preparar sopa. Ella puso a hervir la carne, estaba picando verduras y fue a remover la sopa; en eso se le cayó la cuchara adentro de la olla y él explotó. Agarró la olla y le tiró encima, le empujó y le pegó”, relató la hermana.

Atemorizados

La víctima y el agresor conviven desde hace 17 años y tuvieron dos hijos, la mayor de 15 años y el menor de 11. Al momento del hecho ambos dormían.

El ahora prófugo se dedica a la construcción y no habría sido la primera vez que llegó alcoholizado a su casa y actuó de manera violenta contra su concubina.

Incluso, tiempo atrás le impusieron prohibición de acercamiento hacia los padres de la mujer por amenazas.

Sobre el incidente del viernes, en su denuncia Pereyra detalló que su hija de 15 años fue la primera en levantarse al escuchar los gritos y la ayudó. Luego se sumó el nene.

“Los chicos se metieron para salvar a la madre. Lo primero que hizo mi hermana fue sacarse y mojar su remera para ponerse en la cara para aplacar la quemadura. Después los médicos le dijeron que hizo bien. Ella agarró las llaves del auto y se fue manejando al Hospital, junto con sus hijos. Él (por el agresor) se quedó en la casa como si nada. Al otro día los chicos volvieron y ya no estaba”, indicó.

En tanto, Marina Pereyra reclamó que “las autoridades le busquen y encuentren a ese tipo porque suelto es un peligro. Mis sobrinos están en la casa de mis padres y todos están aterrorizados porque saben de lo que es capaz”, señaló.

Asimismo, mencionó que años atrás el acusado estuvo implicado en un homicidio, pero luego fue absuelto.

“Siempre le maltrató a mi hermana, pero la mantenía amenazada, aunque nunca había hecho algo tan aberrante como el viernes”, opinó.

Absuelto por homicidio

En octubre de 2016, Osvaldo Del Pilar M. C. fue absuelto por la muerte de Daniel Rivero (34), tarefero asesinado de dos puñaladas tras una discusión el 2 febrero de 2014.

El acusado fue juzgado por homicidio simple y el Tribunal Penal Uno consideró que actuó en legítima defensa.

A entender de los magistrados se probó que el imputado salió en defensa de su mujer cuando era atacada por Rivero. El comerciante tomó un cuchillo y apuñaló dos veces a Rivero, quien cayó en la vereda y murió.

Al momento del hecho M. C. tenía un kiosco en el barrio San Miguel y el día del hecho la víctima y su hermano compraron un vino y se retiraron.

Luego regresaron y pidieron otro vino, pero fiado. Ante la negativa de la propietaria, los hermanos comenzaron a insultarla y lanzaron amenazas.

Fue entonces que su marido tomó un cuchillo carnicero que estaba sobre el mostrador y apuñaló a Rivero, quien recibió dos lesiones a la altura de la axila derecha y en el rostro. Tras dos años y medio la justicia lo absolvió.

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