Desde hace varias semanas los incendios instalaron el caos en la región, sobre todo en Corrientes. Misiones también libró su propia batalla, aunque la gravedad no fue de igual magnitud. Por el momento el fuego está controlado pero hubo focos importantes como los de Salto Encantado en Garuhapé, Cerro Corá, Montecarlo y San Javier. Fue entonces, en esos lugares, que entraron en acción los brigadistas y los bomberos voluntarios. También hay otros que se desempeñan en la trinchera y combaten desde las nubes; es el caso del equipo de operaciones aéreas dependiente del Ministerio de Gobierno.
“Soy piloto de avión y helicóptero, y vuelo desde hace casi 40 años, en los incendios estoy hace 20 años. Mi instructor de vuelo fue Rosamel Gómez de Jardín América, el que me enseñó todo lo que sé y le estoy eternamente agradecido”, indicó Cristian Koch, quien comanda el equipo que entre otras actividades, se encarga de traslado de pacientes críticos, vacunas, sueros, o bien operaciones de rescate. Además, realizan el monitoreo en la línea de 500 kv que transporta energía desde Yacyretá a Misiones, la cual fue afectada días atrás generando un apagón en la provincia.
Señaló que no es un trabajo peligroso pero requiere mucha pericia. “Somos aeronautas con bastante experiencia y nos acompañan de copiloto muchachos nuevos en formación, se trabaja en situaciones difíciles, por eso se necesita de la pericia. Porque hay viajes con mucho viento, turbulencia, poca visibilidad y muchísimo calor, eso afecta al vuelo de las naves”, sostuvo en diálogo con Acá te lo Contamos por Radioactiva 100.7.
“Para los incendios usamos avión y helicópteros, porque los dos tienen diferentes beneficios, el avión abarca más superficie como los focos en el campo; sin embargo el helicóptero se ocupa más para la zona de selva, porque es más precisa, ya que las llamas se focalizan más y tiene forma de chimenea. Se tira el agua cargada en el balde o el sistema bambi con una capacidad de 800 litros”, relató. Su equipo está compuesto por dos helicópteros con sistema bambi que es un balde donde se carga hasta 800 litros de agua y con camillas. Son tres pilotos; tres copilotos y cuatro técnicos que están en alerta durante los viajes
El momento más vulnerable, según Koch, es durante el atardecer, debido a que el viento y el humo confabulan y la visibilidad baja a niveles importantes. Esa es su señal para detenerse, no obstante el grupo misionero nunca tuvo esa clase de situaciones. Siempre logran seguir y sólo cuando llega la noche suspenden los operativos. Asimismo, realizan actividades nocturnas, trabajando en fuego urbano, como fue el incendio detrás de la Biofábrica, en Posadas, que estuvo activo de noche, y la escuadrilla se quedó en el lugar para extinguirlo.
“El trabajo es juntar agua y tirarlo en el foco identificado, nunca se toma altura siempre estamos en el nivel de turbulencia. Cuando nos acercamos al aire caliente, al humo o las llamas, ahí sí tenemos turbulencias más severas, pero estamos acostumbrados a lo que nos gusta, estamos desde la 7 hasta las 19 dentro de ese tipo de licuadora”, confesó entre risas.
Contó que Misiones nunca tuvo focos de proporciones amplias como las que se vieron últimamente. Desde hace tres años vienen sumando maquinaria por las constantes llamaradas que se habían registrado en la Reserva Yabotí. Se ocupa otro helicóptero de observador, para rastrear nuevos incendios y apagarlos. E igualmente para trasladar brigadistas y señalarles la ruta “porque caminar dentro de la selva es muy difícil y peor andar con una mochila con agua”.